sábado, 27 de febrero de 2010

Otro invento japonés


La primera vez que estuve en Japón, allá por el Mundial de fútbol de 2002, comencé a descubrir el carácter tremendamente innovador de los nipones. Curiosamente fue en un lugar que pensaba que se prestaba poco a los inventos, el cuarto de baño, donde me llevé la primera gran sorpresa. Al entrar en el que tenía en mi habitación del hotel descubrí que la tapa del inodoro era tremendamente compleja. Además de tener un grosor muy superior al que había visto hasta ahora, contaba con una especie de consola a un lado con varios botones. El grosor venía motivado porque contaba con una calefacción, que mediante los botones de la consola permitía al usuario situar la taza a una temperatura que impidiera sentir frío en las posaderas al utilizarlo. Además incluía la posibilidad de lanzar un chorro de agua para hacer las veces de bidé y otras funciones que no conseguí descubrir del todo.

La segunda vez que visité la tierra del sol naciente ya venía advertido de su afición por innovar y en especial en los cuartos de baño. A pesar de que ya no me llamaban la atención los váteres con calefacción incorporada, me llevé una nueva sorpresa al descubrir en un ryokan (alojamiento tradicional japonés, el que tiene un tatami sobre el suelo y duermes encima de un futón) el sanitario que podéis observar en la imagen de arriba. Me imagino que buscando economizar espacio o bien por su obsesión por la limpieza (una buena obsesión, que les lleva por ejemplo a no poder entrar con los zapatos en casa, ponerse unas zapatillas para estar en el interior y otras diferentes a éstas para entrar en el cuarto de baño -ver imagen de abajo-) este inodoro lleva incorporado el grifo para lavarse las manos. Un dos en uno de la limpieza.

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