miércoles, 22 de septiembre de 2010

Copas en Estocolmo a 5 grados bajo cero

 

Aunque ya están extendidos por el mundo y hasta en Madrid y Barcelona han abierto uno, la visita al bar de hielo de Estocolmo se nos antojaba una buena manera de concluir nuestras vacaciones de 2010 por Escandinavia. Ya habíamos hecho un primer intento en Helsinki, donde también existe el correspondiente reclamo helado para turistas, pero nos resultó bastante cutre la entrada, al lado de una especie de discoteca de salsa (sí, en pleno corazón finés, salsa y cervezas a mitad de precio en la hora feliz) con dos gorilas en la puerta que no invitaban a acceder. Así que nos reservamos para la capital sueca. Nada que ver. Situado en los bajos del Nordic Sea Hotel, la llegada era más placentera y animaba a gastarse los 18 euros, con un chupito de Absolut Vodka (por algo da nombre al bar), o los 15 del chupito de zumo sin alcohol para los abstemios. Un amplio ventanal congelado deja intuir la estancia helada desde el vestíbulo del hotel y una pequeña tienda de merchandaising se encuentra pasado el acceso principal (ver localización en Google Maps).

 

Una vez cumplido el trámite monetario pasas a una sala en la que se encuentran una especie de abrigos estilo marinero para colocarte encima y soportar los 45 minutos máximos de permanencia en el local (por aquello de las congelaciones y demás), así como unos guantes, que al principio, con tanta foto, no te pones, pero a los que acabas dando las gracias cuando el ímpetu inicial se ha refrenado.



La estancia no es muy grande y se accede según van saliendo otros clientes para mantener un número fijo de personas, no superior a los 20 más o menos. Todo es de hielo. Una curiosa barra a la derecha, los vasos de chupitos, las mesas, los asientos... Tan sólo el camarero es de carne y hueso, aunque a veces parezca que se va a quedar pasmado. Poco más se puede hacer que escuchar música para mover el esqueleto y combatir el frío, beberte el chupito y sacar cientos de fotos. No es el típico bar en el que iniciar una noche de viernes con tapitas y todo eso, no, ése no es el plan.


En resumen una experiencia curiosa con la que tener unas cuantas fotos llamativas que mostrar a los amigos. Para repetir, lo que se dice repetir, más bien no.


Ahí os dejamos un álbum de fotos del local:
Tomando copas a 5 grados bajo cero en Estocolmo

viernes, 17 de septiembre de 2010

Durmiendo en un cárcel de Helsinki

Después de unos meses de holgazanería en los que hemos aprovechado para recopilar materiales para próximos posts, retomamos el trabajo de tecla para contaros nuestra experiencia en una cárcel de Helsinki. Dicho así le da un toque novelesco al estilo 'Bangkok Hilton', pero nada más lejos de la realidad. Aquí duermes plácidamente sin temer por tu vida gracias al magnífico trabajo de rehabilitación que la cadena Best Western (no nos pagan comisión) ha hecho con una antigua cárcel situada en una zona próxima al puerto de la capital finesa, Katajanokka.



Al hotel-cárcel no le falta ni un solo detalle. Para empezar los empleados lucen trajes a rayas horizontales blancas y negras con su correspondiente gorra de preso blanquinegra. Están tan logrados que sólo les falta la bola atada al pie. Nada más superar el muro exterior, habitual en las prisiones, se abre un patio que rodea el edificio, que, como os imaginaréis, es sobrio y austero. Vamos una prisión en toda regla.



Dentro se mantienen los corredores originales y, aunque hay ascensores para facilitar el acceso con maletas, las escaleras típicas de cualquier cárcel conectan un piso con otro. Por supuesto el acceso a las celdas-habitaciones se realiza a través de unas puertas similares a las de las prisiones. Los cuartos disponen de todos los lujos propios de un hotel de 4 estrellas, aunque hay curiosidades que recuerdan a su antiguo uso, como las ventanas a una altura a la que ni Pau Gasol podría llegar.



El desayuno también se sirve en un sótano donde probablemente se encontrarían los antiguos comedores para los reclusos. Además te puedes llevar recuerdos muy carcelarios, ya que en el vestíbulo cuentan con una pequeña tienda en la que se exhiben desde loros con traje de rayas a esposas pasando por camisetas de preso y un buen número de souvenirs, completando así un ambiente muy divertido en el que pasar unas noches en Helsinki. Y encima a un precio muy recomendable, algo extraño por estos lares.


Ahí os dejamos un álbum más completo por si os animáis algún día:

Durmiendo en una cárcel de Helsinki