jueves, 19 de mayo de 2011

El gran mercado flotante de Damnoen Saduak


Uno de los lugares más divertidos y pintorescos que se pueden visitar durante una estancia en Bangkok es, sin duda, el mundialmente conocido mercado flotante de Damnoen Saduak. Situado a unos 100 kilómetros de la capital tailandesa, se presenta como un destino obligado. Sí, está plagado de turistas y como no llegues pronto por la mañana lo encontrarás lleno de hordas de visitantes que desvirtúan lo que hace años era un lugar de lo más auténtico, pero a qué lugar no le ocurre esto ya por desgracia.



Se trata de un canal flanqueado por algunas casitas de madera que sirven como improvisados restaurantes, bares y tiendas y que hacen más acogedor el verdadero sentido de este sitio: el comercio flotante. Para disfrutar mejor de la experiencia y ayudarles a mantener el negocio montado en torno a este lugar, lo mejor es alquilar la correspondiente barca, con la que darás una vuelta de una hora entre las vendedoras y sus barcas-tienda, que tratarán de colocarte plátanos, souvenirs, cremas curativas, especies, platos de arroz y un sinfín de productos.



No está de más disfrutar de un buen regateo mientras te balanceas en la barca sobre un agua no muy cristalina. El recorrido es entretenido y el contacto con los lugareños es muy interesante. Se trata de un pueblo muy cariñoso y agradecido. Aunque no tenga el sabor de hace un par de décadas no deja de mostrar una imagen muy auténtica de otro forma de comercio y te haces una idea de lo que podía ser hace tiempo. Muy recomendable, no lo dudes.


Ahí os dejamos un álbum para que os hagáis una idea:
El gran mercado flotante de Damnoen Saduak

lunes, 16 de mayo de 2011

Monte Rushmore, el paraíso del patriota


En Dakota del Sur se alza uno de los símbolos más reconocibles de Estados Unidos: el Monte Rushmore. Sí, las cabezas de los cuatro presidentes (George Washington, Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Abraham Lincoln), ésas que tantas y tantas veces hemos visto en la televisión. En el centro del país, el Parque Memorial Mount Rushmore se convierte en uno de los lugares de peregrinaje de millones de estadounidenses que acuden en masa al lugar para reafirmar su condición de patriotas y rendir homenaje a cuatro de los referentes de los 150 primeros años de existencia de su nación.



El lugar, como todos los parques y recintos nacionales en EE.UU., es un ejemplo de organización y cuidado. Parkings amplios, multitud de recintos con cafeterías, souvenirs, información y servicios, zonas para descansar y multitud de lugares para inmortalizar el monumento, rutas a pie que bordean el monte de fácil acceso... Hay que reconocer que el precio de la entrada está justificado.



Ya desde las primeras curvas de acceso al Memorial se observa en la lejanía el objetivo de nuestra excursión. Imponente. Una vez dentro cualquier rincón ofrece una curiosa imagen con los 4 presidentes al fondo digna de ser inmortalizada. Banderas y nativos indios completan un ambiente muy adecuado para la visita. Además de disfrutar del monumento desde un observatorio construido para tal efecto, puedes recorrer una bonita senda alrededor de la montaña desde la cual realizar mil y una fotos desde diferentes perspectivas. El paseo, de unos 45 minutos (depende del paso y el número de paradas para fotografiar), resulta muy interesante.



También puedes entender un poco más de los 14 años que llevó construir este reconocimiento al primer siglo y medio de historia estadounidense en un museo con réplicas de los 4 bustos, fotografías antiguas, gráficos de los trabajos y muchos detalles más que sirven para comprender la magnitud de la obra.



Como el ticket es válido para todo el día, decidimos visitar las Black Hills, zona donde se encuentra el Monte Rushmore y que merece una jornada para disfrutar de sus diferentes formaciones rocosas y su vegetación, y volver por la noche, ya que al anochecer realizan un espectáculo audiovisual que merece mucho la pena. Es el momento de la exaltación patriótica, con las caras de los presidentes iluminadas en la oscuridad. Varios miembros de diferentes cuerpos de seguridad y militares de los Estados Unidos realizan un homenaje a la bandera de las barras y estrellas en el que el público enfervorizado, canta con entusiasmo el himno estadounidense y una canción, 'America, The Beautiful', que rivaliza con el propio himno nacional en solemnidad y patriotismo.

Hay que reconocer que no deja indiferente ver esos rostros emocionados entonando sus canciones y en algunos casos poblados de lágrimas. Toda una experiencia...


Ahí os dejamos un álbum con más instantáneas:
Monte Rushmore, el paraíso del patriota